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Cuando iniciamos el proyecto de rehabilitación, está fue la parte de la casa que más se transformó: convertimos la gran cuadra en cocina y comedor, el pajar en un enorme salón biblioteca con doble altura y un gran ventanal orientado al valle, y el zaguán en una

 habitación en suite. 

 

Además, pusimos una amplia escalera de nogal que comunica la planta baja con la planta superior y el altillo donde está la biblioteca.​​

Aquí está la entrada principal de la casa que da acceso a la cocina por una gran puerta cristalera. Tuvimos que excavar el terreno para poder darle a

esta estancia la altura que necesitábamos y aprovechamos todos los espacios para hacer un baño, una despensa y un nuevo zaguán. 

La cuadra grande de la planta baja se transformó en la cocina y el comedor, de XX m2. Tiene acceso al patio y al jardín y se 

comunica con el salón y la escalera de acceso a la planta superior. Es, sin duda, el corazón de la casa.

Aquél pajar de ladrillo y tablones es ahora un precioso salón a doble altura con un enorme ventanal de XX metros que mira al valle y que permite disfrutar de un paisaje que cambia cada minuto por efecto de la luz, el viento y las nubes.

 

Durante el invierno, además de la calefacción que hay en toda la casa, una enorme chimenea de 

hierro traída desde Barcelona crea un ambiente inigualable que se respira también en la biblioteca, situada en un altillo sobre el salón. A ella se accede por una escalera de nogal que realizó un artesano de la zona y que comunica a su vez con la planta primera donde hay tres grandes habitaciones dobles, dos baños y una salita en la galería.

Además de la cocina y el salón, en la planta baja hay un dormitorio de matrimonio con baño en suite que ubicamos en el antiguo zaguán y cuyo ventanal da a un patio con 

grandes hortensias en el que está ubicada la panera y que en verano recibe la sombra de un inmenso nogal que da muchísimas nueces en invierno.

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