
En la planta primera están la biblioteca, una salita, tres habitaciones dobles y dos baños. La mejor decisión que tomamos fue tirar el cielo raso; así descubrimos una cubierta de madera muy hermosa, con vigas en forma de arco en las esquinas. Todas las que están a la vista son
originales y únicas. Cada habitación tiene un encanto especial y una vista diferente. Los baños, como los del resto de la casona, tienen el suelo de pavimento hidráulico de un taller artesano de Toledo, cada uno con un diseño y color diferentes.

Aprovechamos la doble altura del salón para construir un altillo en el que colocar la biblioteca, que tiene capacidad para 1.500 volúmenes y una
mesa de despacho, desde cuya ventana se ven la panera y el patio lateral. Desde aquí se disfruta de una vista sin igual del salón.
Esta era probablemente la habitación más calentita de la antigua casa del sastre pues la galería siempre se orientaba al sur para aprovechar el sol. Nosotros restauramos la carpintería antigua dejándola de su color
natural y pusimos la tarima del suelo de toda la planta de la misma madera de nogal que todo lo demás. Es un estupendo lugar para leer, dormir la siesta o ver la televisión si algún día no hay otro plan, lo que casi nunca sucede, la verdad.
Esta es una de las dos habitaciones que tienen salida directa al enorme corredor de manera que mira al valle y que fue una incorporación nueva que hicimos a la fachada. ¡Desde allí nuestras hijas pequeñas cantaban a gritos el
Asturias, patria querida en cuanto llegábamos
de vacaciones!
Es una habitación muy grande que ahora mismo está organizada como una habitación infantil, pero que permite una disposición para habitación doble tradicional.
Esta habitación también tiene salida al balcón, pero además tiene ventana a la fachada lateral por la que entra un sol precioso durante el
atardecer. Se aprecia muy bien el efecto de las vigas curvas en la esquina.
El diseño del pavimento hidráulico del suelo de este baño es una auténtica joya, como lo es la bañera de hierro fundido del siglo XIX que nos
trajimos desde Cantabria ¡en nuestro propio coche!
La tercera habitación de esta planta tiene vistas al norte, donde está la panera y asciende el
camino hacia las montañas, y al este por donde sale el sol.
El segundo baño tiene plato de ducha con mampara y justo enfrente se abre otro balcón que da al patio norte. Por aquí era por donde
estaba el antiguo acceso a la planta de arriba de la casa, que nosotros trasladamos al interior.
Al no poder modificar la distribución de la vivienda, tratamos de aprovechar cada rincón
para darle un efecto interesante desde el punto de vista de la luz y la arquitectura.



































































